Adiós a las telas mosquiteras: la tendencia que combina diseño y practicidad

A diferencia de las mosquiteras tradicionales, las plisadas se abren y cierran de forma lateral, como un acordeón, y pueden retraerse completamente cuando no están en uso. De esta manera, no bloquean la vista ni suman peso visual a los ambientes, algo especialmente valorado en hogares con ventanales amplios, balcones o galerías.

Además, no requieren desmontarse para limpiar o ventilar: basta con pasar un paño suave o eliminar el polvo acumulado en los pliegues. Su estructura flexible, sin marcos pesados, se mantiene firme y permite una circulación natural del aire sin sensación de encierro.

La clave de su éxito está en la combinación entre diseño y practicidad. Las mosquiteras plisadas se integran fácilmente a distintos estilos —desde los más modernos hasta los rústicos— y están disponibles en diversos tonos y acabados, lo que las convierte en una opción versátil y visualmente más prolija.

Además, se adaptan a cualquier tipo de abertura: ventanas grandes, puertas corredizas o estructuras irregulares. Su instalación sencilla no requiere obra invasiva, por lo que también son ideales para reformas o actualizaciones rápidas.

En las nuevas construcciones y remodelaciones, las líneas simples y los espacios integrados son prioridad. Las mosquiteras fijas, con sus marcos y telas visibles, suelen romper esa armonía visual. En cambio, las versiones plisadas se vuelven casi invisibles cuando están retraídas, acompañando el diseño contemporáneo sin interrumpirlo.

Además de su durabilidad y bajo mantenimiento, son una inversión a largo plazo: al poder plegarse, están menos expuestas a la intemperie y conservan mejor sus materiales.

El auge de las mosquiteras plisadas refleja una nueva forma de habitar: espacios más limpios, armónicos y funcionales, donde cada elemento cumple un propósito sin saturar. Una tendencia que demuestra que la comodidad y el diseño pueden convivir, incluso en los detalles más simples del hogar.