Mini huerta en el balcón: las plantas comestibles más fáciles para espacios chicos

La idea de armar una huerta en casa ya no es solo un hobby: se convirtió en un gesto de bienestar y sostenibilidad. Podríamos pensar que es un lujo destinado a quienes tienen amplios patios y jardines, pero no es así: también se pueden poner en las grandes ciudades, donde cada metro cuadrado cuenta, y en el balcón más pequeño. Así, sumando verde y aprovechando la luz natural, cultivar tus propios alimentos es una forma de conectar con la naturaleza, ahorrar y, al mismo tiempo, decorar con un toque fresco y auténtico.

Además, una mini huerta en el balcón puede adaptarse a cualquier estilo: desde macetas de barro rústicas hasta jardines verticales modernos. Con apenas algunos recipientes, tierra fértil y semillas, podés empezar a cultivar tus propias plantas comestibles y obtener un rincón lleno de vida. Lo importante es elegir especies que crezcan bien en espacios chicos y resistan las condiciones urbanas.

La favorita de quienes aman cocinar. La albahaca crece perfectamente en macetas medianas y necesita sol directo al menos 4 horas al día. Es ideal para espacios chicos, porque podés cosechar solo las hojas que necesites y la planta sigue creciendo. Perfecta para salsas, ensaladas y pizzas.

Resistente y rendidor, el perejil se adapta muy bien a balcones urbanos. Solo requiere riego frecuente y un lugar iluminado, aunque no necesariamente con sol directo todo el día. Es una de las plantas comestibles más clásicas en Argentina y su cultivo es casi infalible.

La lechuga es una excelente opción para huertas en maceta. Incluso, en el balcón, donde las babosas no suelen andar, tiene más chances de crecer que en un jardín. No ocupa demasiado espacio y podés ir cortando las hojas externas mientras la planta sigue produciendo. Perfecta para ensaladas frescas al instante.

Los tomates cherry son una de las plantas comestibles más agraciadas para balcones. Con una maceta profunda y sol directo, producen frutos durante meses. Además de ser deliciosos, aportan color y alegría al espacio, convirtiéndose en protagonistas de la huerta urbana.

Las frutillas son un clásico para quienes quieren sumar un toque dulce a su huerta. Se adaptan muy bien a macetas colgantes o jardineras y necesitan sol directo para dar frutos rojos y sabrosos. Lo mejor es que, además de ser deliciosas, sus flores blancas y frutos brillantes decoran y alegran cualquier balcón.